lunes, 21 de enero de 2008


He recibido el correo siguiente de Antonio Corral Quesada:
“Soy el autor de la necrológica sobre Bonillo que se alude en el blog. Ni que decir tiene que como amigo de Rafael García Bonillo desde hace mas de 35 años, cuando la escribí en el diario Ideal de Granada, puse el apellido García y no Díaz como publicaron. Al día siguiente hubo una pequeña rectificación escondida al final de otro articulo que pasó desapercibida. Quede constancia de ello. Además mutilaron en parte el articulo.”

Me parecía, si Antonio no tenía inconveniente, que debíamos reproducir aquí la necrológica completa, así que se la he pedido y la incluyo a continuación, ilustrada con una foto ya conocida de una acuarela del gran maestro, en tanto Antonio me remite las de cuatro acuarelas que tiene de su propiedad.

A Rafael García Bonillo

Días pasados conocí con profunda tristeza, de la muerte de un artista granadino artífice de la luz y las sombras recreadas con imaginación y lirismo, a través de un medio del que era un reconocido maestro: la acuarela.

Consulté los diarios de Granada, buscando la elegía meritoria escrita por algún ilustre articulista sobre este gran pintor granadino y no hallé referencia alguna sobre el óbito ni sobre el sentimiento ocasionado por el mismo y su definitiva ausencia del mundo del arte.

Ignoro si la noticia de su muerte trascendió poco, ocasionando con ello el desconocimiento del hecho y la carencia de la consecuente reacción pública de parte de alguna asociación pictórica, de los miembros de su gremio, intermediarios, amigos o de buenos aficionados que lo conocimos y admiramos, que descubrimos sentimientos a través de su pintura y de la música de la que era un gran aficionado. Porque de su inclinación y apego al arte armónico algunos aprendimos mediante charla amena e instructiva, amar y conocer a los mejores compositores, a las diversas orquestas y a los más exquisitos intérpretes y directores de la llamada música culta.

Gran dominador del medio pictórico, mientras ejercía su cotidiana faena, era capaz de conversar, comentar y discutir los últimos adelantos técnicos de los aparatos de alta fidelidad, escuchar algún aria de Pavarotti, e incluso hacer sus pinitos en el bell canto, del que era terriblemente aficionado, sin que por ello su obra se viera mermada un ápice en su extraordinaria soltura y fascinante expresividad.

Espléndido en su concepto crematístico, en ocasiones fue capaz de adaptar el precio de su obra al aficionado carente de recursos, enamorado del rincón, o del paisaje envolvente, casi mágico, que tenía ante sus ojos y por el que se había mostrado tímidamente interesado, pensando que no podría pagarlo.

Maestro de la luz y las sombras, como le denominó un experto aficionado con motivo de una exposición en una sala de arte de Granada. Entusiasta del mundo del yoga y espiritualista, demostró a través de íntimas charlas y comentarios, su alta sensibilidad y conocimientos del tema. Se documentaba con la vida y la obra de diversos yogis de la India, mostrando su respeto y admiración por la filosofía y tradición oriental.

Artista en suma, lleno de sencillez, delicadeza e intuición, capacitado para traspasar las fronteras con su personalidad y su obra.

Te echaremos de menos Rafa, extrañaremos tu pintura, tus transparencias, tu sensibilidad, tu conversación, tu compañía, tu talento y tus conocimientos. En tu memoria trascenderemos la materia como tú has hecho, y volveremos a evocar paisajes de cuento, de naturaleza encantada, de efectos increíbles y demandaremos aunque sea internamente, el reconocimiento que por méritos propios y por tu arte, mereciste en vida, y que por avatares de la misma, te fue negado o no suficientemente reconocido, salvo por tus amigos, e incondicionales. Te recordaremos con cariño.


Antonio Corral Quesada